Orientación al logro
En las empresas, en frecuentes ocasiones, nos encontramos con magníficos profesionales en cuanto a los conocimientos y manejos profesionales. No obstante también en muchas ocasiones, encontramos que estos profesionales con gran potencial, rara vez llegan a conseguir sus resultados y por tanto a desarrollar carreras de éxito.
En gran parte de los casos son profesionales que encuentran dificultades inherentes a la competición. Muchas veces estas dificultades provienen de su propio trabajo individual, y en muchas ocasiones del trabajo en equipo.
Orientación al logro del individuo.
El ámbito en el que más se ha desarrollado ésta habilidad y/actitud es el de deporte. Así como en la empresa existe colaboración en el entorno próximo al trabajador, en el mundo del deporte generalmente nos encontramos con un opositor cuyo fin último es no dejarnos hacer lo que queremos y ganar la batalla.
En la psicología deportiva, que también se aplica a la alta dirección, gran parte de las veces, magníficos competidores con cualidades, técnica y condiciones excelentes, no logran sus resultados debido a su comportamiento frente al logro. La explicación hay que buscarla en los estados emocionales del individuo, que son una de las claves del comportamiento.
Las acciones son el resultado de lo que piensa y siente un individuo en una situación concreta, estando además mediatizado por experiencias anteriores. Las acciones son como la punta del iceberg, es decir la parte manifiesta de la conducta.
Sin embargo, son mas numerosos los elementos no observables, como los pensamientos, las experiencias previas, las consecuencias esperadas… La conducta no puede ser entendida sin considerar todos los elementos que la conforman.
La situación
Es el contexto que lleva al sujeto a actuar.
No es lo mismo realizar una acción ya habitual en la empresa que afrontar una nueva situación con una inversión importante. No es lo mismo una reunión con nuestro equipo que una presentación ante 3.000 personas. No funcionamos igual con nuestros amigos que ante el presidente de nuestra empresa. No encaramos una venta igual, después de haber tenido éxito en la venta anterior que tras haber tenido una reclamación sobre nuestro producto.
La respuesta
El ejecutivo o deportista de competición responde a la situación activando tres componentes a la vez: pensamientos, emociones y acciones. Así, la respuesta tiene una triple manifestación: cognitiva, neurofisiológica y motora. Es decir, pensamos, sentimos y después actuamos.
Ante una situación lo primero que se mueven son los pensamientos y las emociones influyéndose mutuamente.
Si se procesa o se percibe la situación como amenazante, surgirán emociones como ansiedad, escasa motivación e incluso tendencia a la evitación, huyendo del logro. En cambio, si se percibe de forma que se crea disponer de recursos para afrontarla y resolverla con eficacia, surge la tranquilidad, la confianza y la motivación.
Como podemos ver, sentimos como pensamos y pensamos como sentimos. Las acciones son el resultado de cómo pensamos y de cómo sentimos. Por tanto, nuestras emociones son el motor de nuestra conducta.
La consecuencia
Cualquier respuesta acarrea inevitablemente unas consecuencias. Cada persona hace un balance de cómo ha afrontado una situación y cómo la ha resuelto. Y éste balance es el que constituye una opinión propia de nuestra forma de actuar. Habrá satisfacción o decepción respecto a la conducta. Este balance actúa como un elemento que va determinando el comportamiento en situaciones similares posteriores.
El estado ideal del rendimiento para la orientación al logro
De cara a conseguir el estado ideal del rendimiento, es por lo que se identifican y entrenan los condicionantes del logro. Encontrar el estado ideal de flujo, la activación y la concentración necesaria
acompañada de la autoconfianza, son algunos de los aspectos que tendremos que mejorar con las técnicas apropiadas tras una sesión de coaching de orientación al logro.