Quedarse en casa, «yo me quedo en casa»

La naturaleza humana es social

El ser humano ha conseguido el éxito evolutivo gracias a su capacidad de convivir en grandes grupos. Muchas personas creen que el éxito evolutivo depende de un cerebro grande que permitía el uso de mejores herramientas. Pero la realidad es que ese gran cerebro lo que proporcionó es la capacidad de juntarnos en grandes grupos. Es la capacidad de compasión o empatía, junto con la capacidad de comunicación la que nos ha permitido crear grandes grupos y triunfar sobre otras especies. Así por ejemplo, los humanos podemos manejar de forma presencial y personal grupos de 150 individuos, superiores a los grupos de lobos, leones u otros. Por supuesto descartamos las grandes migraciones que es más un fenómeno de seguimiento, como los ñus en la sabana.

Esa capacidad de formar grandes grupos de convivencia pasó de los grupos de la cueva cuando el ser humano era cazador y recolector, a los pueblos en la época de la agricultura. Posteriormente pasando a formar grupos en torno a una empresa en la época industrial o a la globalización en los últimos tiempos en torno a unas normas económicas y sociales cada vez más comunes.

El ser humano por tanto necesita socializar, estar con gente, compartir. Es parte de su esencia.

Esta naturaleza nos lleva a estar con gente y poco a poco hemos ido tendiendo al ocio en actividades como el cine, teatros, eventos, tertulias, tomar algo en las terracitas, comidas de celebración, ir de vinos, turismo, etc. Nuestra curiosidad y tendencia social ha creado costumbres y hábitos de relación importantes. Incluso en las empresas el trabajo en equipo es un gran componente del éxito de la empresa y por tanto existen numerosas empresas que contratan cursos de trabajo en equipo, cursos de gestión de equipos o cursos de liderazgo de equipos.

La productividad es parte de nuestra sociedad actual

Además especialmente en grandes urbes, nos hemos metido en estilos de vida en los que el tiempo es muy importante. De hecho existen cursos de gestión del tiempo que nos ayudan a ser más productivos, más rápidos en la gestión.

Estos estilos de vida nos animan a ser proactivos, a ser rápidos, a manejar multitarea y a estar obsesionados con la inmediatez. De hecho existen frases y creencias que circulan por la sociedad que en esencia dicen que no se activo es como empezar a morir. O se valora muy positivamente la energía.

La individualidad

Durante millones de años, los humanos hemos convivido en cuevas o casas en las que compartíamos los mismos espacios. Era muy común que los niños durmieran todos juntos en la misma habitación, compartiendo espacios, juegos y juguetes. Pero actualmente cada persona ha tenido su propia habitación, con su propia televisión u ordenador, en donde se encierra durante horas. Esto crea mucho individualismo y por tanto somos humanos que miramos menos por los demás, enfocados a nuestra vida y nuestro éxito. De hecho en esta sociedad se ha valorado mucho la palabra independencia olvidando a menudo que dicha independencia debe ir unida a la interrelación y la cooperación. Pero tenemos que recuperar valores de empatía y altruismo en una sociedad en la que por muy individuales e independientes que nos sintamos, dependemos de todos. No hay más que preguntar como nos arreglaríamos para comer un solo día si quisiéramos ser totalmente independientes de los demás. ¿Alguien sabe como hacer un pan, como cultivar el trigo, moler la harina, dónde recoger la levadura, recoger la sal, recoger el agua y crear energía para calentar un horno? ¿Nos podemos imaginar el tremendo esfuerzo que nos supondría poder comer algo tan barato actualmente y que por tanto nos supone tan poco esfuerzo como un trozo de pan?

El coronavirus y quedarse en casa

Y llega de repente a nuestras vidas el coronavirus. Y esta pandemia nos obliga a actuar de manera responsable, quedándonos en casa, aislándonos, y comportándonos de manera altruista. Todo esto actúa en contra de nuestros hábitos y por tanto genera unas resistencias a este cambio de comportamiento.

El altruismo, la empatía y la compasión

Como dependemos de los demás, tenemos la responsabilidad también de colaborar y ayudar a los demás. Por tanto tenemos que ser caritativos o solidarios con los demás pensando en su bien y quedarse en casa. Por ejemplo, es posible que podamos estar contaminados por el coronavirus. Existe una posibilidad de que estemos infectados pero aún no tengamos síntomas o incluso puede que no los lleguemos a tener. Por esto tenemos que ser socialmente caritativos o solidarios y evitar salir de casa en todo lo posible, no por nuestro contagio si no por la posibilidad estadística de que podamos infectar a los demás. Y por esto tenemos, como personas, que intentar enlentecer el contagio en la sociedad, de forma que el sistema sanitario pueda tener capacidad de cuidar a las personas que se encuentren infectadas.

De esta forma no es ni caritativo ni solidario comportamientos como:

  • Ya que me han dado teletrabajo para que pueda quedarme en casa y no contaminarme ni contaminar, me voy de terracitas con mis amigos.
  • Como se han suspendido las clases, me vuelvo a mi casa fuera de la ciudad donde estoy.
  • Voy a trabajar y luego con mi grupo y por tanto actúo como potencial vehículo de transmisor inter-grupos.
  • Con las vacaciones que tengo, me voy de turismo a otro sitio y aprovecho el tiempo.
  • Voy a reunir a la familia o a todos mis amigos y hacemos una comida común.
  • Los niños necesitan jugar, así que los voy a llevar a la calle a que jueguen con otros amiguitos,

Como individuos dependemos de los demás y por tanto debemos comportarnos de manera solidaria, altruista o caritativa con todos. Hagámonos la idea de que todos nos estamos apuntando a una nueva ONG: “Yo me quedo en casa”.

La productividad y quedarse en casa.

Cuando se habla de gestión del tiempo y productividad, parece que la rapidez, la hipermovilidad, el estar en muchos sitios son sinónimos de eficiencia. Pero esta forma de ver las cosas es reduccionista y simplista.

En los cursos de gestión del tiempo de alta calidad, se explican otros conceptos como el apalancamiento, la dirección de las tareas, el timing de las decisiones. Así por ejemplo, aunque podamos pensar que estamos perdiendo el tiempo estando en casa, podemos aprovechar para planificar, escapando de la vorágine de las reuniones, y contactos múltiples, muy a menudo con poca productividad real. También trabajar en casa puede suponer momentos de reflexión que nos ayuden a tomar decisiones sin los efectos perniciosos conocidos en las tomas de decisión, como el ancla, la coherencia con las decisiones anteriores, la situación creada o la de la expresión.

Igualmente podemos montar nuestra propia matriz urgencia-importancia o incluso reorganizar nuestra información para poder acceder a ella.

Pero sobre todo, podemos utilizarla para apalancar en nuestra propia formación, que haga que nuestras decisiones sean más productivas con menos esfuerzo.

Sería importante que entendamos que ir corriendo de un sitio a otro con una falsa sensación de productividad, no es la mejor manera de apalancar en los resultados. Disfrutemos de estos días de estar en casa leyendo, reflexionando produciendo cosas de alto valor y ordenándonos sin la angustia de tener que ser hiperactivos para no tener ansiedad. Relajémonos y seamos productivos desde la estancia en casa.

La parte social

Hemos confundido la parte social con la de estar con muchas personas. Pero podemos utilizar estos días de aislamiento para hacer lo que a menudo no hacemos y que nos hace sentir culpables cuando pensamos en ello.

Por ejemplo, una conversación telefónica con nuestra familia, más profunda que la superficial del día a día o de las reuniones grupales. O recuperar la convivencia más emocional y próxima con quienes estamos aislados en nuestra casa. El día a día hace que tengamos por lo general desatendidos estos contactos, y nuestra inercia nos lleva a intentar salir para movernos y contactar. Pero cambiemos de tener contactos físicos superficiales a tener contactos telefónicos o a distancia pero más profundos. Utilicemos estos días de aislamiento para sanar nuestras relaciones.

Y los niños también pueden participar con nosotros

Lo importante es quedarse en casa

Estamos en un momento importante de la humanidad. Puede que nuestro comportamiento responsable y eficaz gracias al aislamiento constituya una de las cosas más importantes que hagamos en nuestra vida a favor de la humanidad. Participemos de la ONG más numerosa del mundo, «quedarse en casa» o «yo me quedo en casa» quedándonos en casa de manera responsable. Hay un lema interesante que se está compartiendo en Italia: «a nuestros abuelos les pidieron que fueran a la guerra, a nosotros sólo nos piden que nos quedemos en casa».

!Hay que quedarse en casa!

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